La importancia de la lactancia materna
martes, 04 ago 2015
La lactancia es la forma más adecuada y natural de aportar los nutrientes necesarios para el crecimiento y el desarrollo sano del bebé. La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que es la mejor alimentación que puede recibir un bebé durante el primer semestre de su vida ya que proporciona todos los aportes inmunológicos necesarios.
La leche de los primeros días es el calostro y aporta importantes elementos inmunológicos que serán cruciales en el desarrollo posterior. Como alimento constituye la primera inmunización de los bebés recién nacidos, les ayuda a regular su sistema inmune protegiéndoles contra diversas infecciones, enfermedades y alergias. No existe ningún equivalente artificial del calostro, lo cual lo hace insustituible en la alimentación de tu hijo.
En su aporte nutricional destaca la vitamina A que ayuda a proteger la visión y a reducir infecciones. El contenido en sales minerales de esta leche (calcio, hierro y cinc) permiten el mejor aprovechamiento por parte del organismo del recién nacido. De esta forma, la lactancia materna tiene un papel importante en la prevención del raquitismo y de las anemias. Estos nutrientes se absorben mejor a través de la leche materna que a través de la leche artificial.
Las concentraciones de sodio y de potasio de la leche materna son mucho más débiles y no sobrecargan el riñón, evitando retenciones innecesarias de agua que podrían predisponer a la hipertensión arterial.
El calostro es también rico en células inmunológicamente activas: anticuerpos y otras proteínas protectoras. Es estéril y al no requerir ninguna manipulación previa para ser tomada por el niño, carece de bacterias. Además, contiene muchas inmoglobulinas, que constituyen los anticuerpos que protegen al niño de diversas infecciones.
Su riqueza en ácidos grasos de cadena larga llamados LC-PUFA, favorece el desarrollo intelectual y la visión. Además, contiene una sustancia denominada factor bífido, que favorece el crecimiento en el intestino del niño de una bacteria llamada lactobacilo bífido, que actúa evitando la proliferación de bacterias dañinas causantes de diarreas. Esto hace más difícil que los microoganismos y las sustancias alergénicas se desarrollen en el cuerpo de los bebés recién nacidos.
Recomendaciones para la madre lactante
La lactancia es uno de los periodos de mayor requerimiento nutricional en la vida de una mujer. Las pautas a seguir no distan mucho de las recomendadas en cualquier otra etapa y residen en llevar como base una dieta mediterránea variada y equilibrada.
Una de las principales recomendaciones es comer más. La madre lactante debe incrementar su ingesta calórica en aproximadamente 500 kilocalorías al día. Además, debe incrementar los macronutrientes, es decir, la cantidad de proteínas, lípidos e hidratos de carbono. De esta manera, las proteínas se deben incrementar en unos 25 gramos al día y los hidratos de carbono deben suponer un 55% de la dieta. Durante esta etapa, es también muy importante incorporar pescado azul ya que aporta los lípidos DHA, que repercutirían en una mejora neurológica para el niño.
Por lo tanto, no hay alimentos prohibidos aunque si existen algunos que pueden cambiar el sabor de la leche, lo cual puede producir el rechazo del niño. Algunos serían el brécol, la col, el repollo, la coliflor, las alcachofas, los espárragos, la comida muy picante o el ajo.